¿Cuáles son las principales enfermedades del rinón (nefropatías)?
Los trastornos renales suceden porque las nefronas, las unidades de filtración de los riñones, sufren alguna complicación que puede tener orígenes diversos. Las nefropatías provocan que estos órganos pierdan la capacidad de depurar la sangre, lo que deriva en una alteración en la calidad de la sangre que puede tener consecuencias en todo el organismo.
A continuación veremos cuáles son las principales enfermedades que pueden afectar a nuestros riñones, analizando sus síntomas, causas y formas de prevenirlas.
1. Enfermedad renal crónica
Pese a no representar una enfermedad por sí sola, entendemos por enfermedad renal crónica todo aquel trastorno de los riñones provocado por distintas enfermedades que hacen que los riñones no puedan filtrar la sangre, haciendo que las sustancias tóxicas que deberían depurar, se acumulen en el cuerpo.
Incluye todos aquellos trastornos que veremos a continuación donde el daño renal se produce lentamente, a lo largo de muchos años. El problema de esta situación es que los síntomas no aparecen hasta que está muy avanzada, pues los riñones pueden perder hasta un 90% de funcionalidad sin que haya manifestaciones clínicas.
La mejor manera de detectar una enfermedad renal de este tipo es realizar análisis de sangre y de orina ya que saber de su existencia lo más rápido posible es básico. La importancia de la detección precoz radica en que no hay tratamientos que curen estas enfermedades, simplemente se puede retrasar su progreso (reduciendo la presión arterial y el colesterol, regulando los niveles de azúcar en el cuerpo…).
La enfermedad renal crónica empeora con el tiempo, lo que puede conducir a padecer alguna de las enfermedades que veremos a continuación. Cuando está muy avanzada se puede llegar a lo que se conoce como “enfermedad renal en etapa terminal”, situación en la que los riñones ya no pueden funcionar y se deberá recurrir a un trasplante de riñón o bien someterse a diálisis, un tratamiento médico que consiste en eliminar artificialmente los desechos del cuerpo. Es decir, una máquina tiene que hacer lo que en teoría deberían hacer los riñones.
2. Cáncer de riñón
Las células renales pueden pasar a ser cancerosas e impedir que este órgano realice sus funciones adecuadamente. Se declaran al año en todo el mundo unos 400.000 casos, lo que lo convierte en el decimoquinto cáncer más común.
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En sus primeras etapas de desarrollo, el cáncer de riñón no suele venir acompañado de síntomas. Suelen detectarse en los últimos estadios, lo que complica su detección ya que no existen pruebas para saber de su presencia hasta que no hay síntomas. Estos suelen ser:
- Sangre en la orina (hematuria)
- Pérdida de peso
- Falta de apetito
- Fatiga y debilidad
- Fiebre
- Dolor de espalda
Pese a que las causas que llevan a su desarrollo no están muy claras, los médicos saben que existen algunos factores de riesgo: tabaquismo, edad avanzada, obesidad, hipertensión, estar sometido a un tratamiento por diálisis, exposición a determinados compuestos químicos tóxicos, trastornos genéticos, antecedentes familiares, etc.
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3. Insuficiencia renal aguda
La insuficiencia renal aguda es una enfermedad en la que los riñones pierden de repente su capacidad de depuración. A diferencia de la enfermedad renal crónica, que necesitaba de años para desarrollarse, esta sucede en el transcurso de unos pocos días.
Suele ser un trastorno común en personas que padecen de otras enfermedades, en cuyo caso esta insuficiencia renal puede ser fatal. Sin embargo, a diferencia de la enfermedad renal crónica, la insuficiencia aguda puede tratarse, es decir, es reversible. Con una terapia adecuada se recupera la función normal de los riñones.
Los síntomas más comunes que indican que la persona está sufriendo un episodio de insuficiencia renal aguda son los siguientes:
- Disminución del volumen de orina durante la micción
- Hinchazón en extremidades inferiores
- Fatiga y debilidad
- Dificultad para respirar
- Náuseas
- Presión en el pecho
- Desorientación
En casos extremos, esta insuficiencia renal aguda puede derivar en complicaciones tales como episodios de convulsiones, coma e incluso la muerte.
Las causas de esta enfermedad son variadas, aunque generalmente viene dada por otros trastornos que veremos a continuación: enfermedades que reducen el flujo normal de la circulación de la sangre hacia los riñones, traumatismos en los riñones, presencia de cálculos renales, etc.
Como hemos dicho, la insuficiencia renal aguda suele ocurrir cuando el paciente padece otra enfermedad, por lo que los factores de riesgo asociados a ella son: hospitalización en cuidados intensivos, padecer otras enfermedades renales, insuficiencia cardíaca, elevada presión arterial, edad avanzada, sufrir algún tipo de cáncer…
4. Cálculos renales
Los cálculos renales, más comúnmente conocidos como “piedras en el riñón”, son unos depósitos duros de minerales que se forman dentro de estos órganos y que pueden derivar en distintas complicaciones.
Generalmente se forman cuando los componentes de la orina se concentran, haciendo así que los minerales cristalicen, se unan entre sí y formen estos depósitos, con un tamaño que puede ser inferior a una cuarta parte de milímetro o medir más de 5 milímetros.
Si el cálculo renal tiene un tamaño pequeño, pueden ser expulsados sin dolor a través de la propia micción. Sin embargo, a medida que el tamaño aumenta, su expulsión resulta cada vez más dolorosa e incluso puede requerir de cirugía si quedan bloqueados en el tracto urinario.
Los síntomas suelen aparecer cuando el cálculo renal intenta viajar a la vejiga, y suelen ser los siguientes:
- Dolor intenso debajo de las costillas
- Dolor al orinar
- Necesidad constante de orinar
- Micciones en pequeñas cantidades
- Orina turbia o de color rojizo con olor desagradable
- Náuseas y vómitos
Suelen comportar la aparición de infecciones en el tracto urinario, por lo que una de sus complicaciones más comunes son los episodios de fiebre y escalofríos.
Estos cálculos renales suelen ser producidos por la falta de hidratación, pues tener poca cantidad de agua en el cuerpo hace que la concentración de minerales sea mayor, lo que agiliza la formación de estos cristales. También hay otros factores de riesgo: dietas ricas en proteínas, sal y azúcar, obesidad, enfermedades digestivas, antecedentes familiares, etc.
5. Nefropatía diabética
La nefropatía diabética es una enfermedad renal grave que deriva de padecer diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2. Casi la mitad de las personas con diabetes acaba sufriendo este trastorno de los riñones.
Como las otras enfermedades renales, la nefropatía diabética es un trastorno que provoca que los riñones no puedan desempeñar su función normal. Tratar la diabetes e intentar reducir la presión arterial son las mejores formas de prevenir su desarrollo.
Forma parte de una de las enfermedades renales crónicas, ya que tarda en años en dar complicaciones pero puede resultar en una enfermedad renal terminal, un trastorno que, como hemos visto, puede resultar mortal para el paciente y requerirá un trasplante o un tratamiento por diálisis.
Puesto que su desarrollo es lento, los síntomas no aparecen hasta las últimas etapas de la enfermedad. Estos manifestaciones clínicas incluyen:
- Presencia de proteínas en la orina
- Hinchazón en las extremidades
- Aumento de la necesidad de orinar
- Confusión
- Fatiga
- Pérdida de apetito
- Náuseas y vómitos
Uno de los signos más claros de que se está desarrollando esta enfermedad renal es que el paciente con diabetes nota que no necesita tomar las dosis de insulina. Esta es una indicación de que puede haber una afectación en los riñones.
La principal causa de esta enfermedad de los riñones es que la diabetes ha hecho aumentar la presión arterial. Esto ha dañado a los vasos sanguíneos, lo que deriva a una afectación de las células renales.
6. Glomerulonefritis
La glomerulonefritis es una enfermedad caracterizada por la inflamación de los glomérulos, las estructuras que actuaban como filtros en las células renales. Puede manifestarse de forma aguda (repentinamente) o de manera crónica (después de un desarrollo lento).
Al ser las unidades encargadas de eliminar las sustancias tóxicas, una inflamación de los glomérulos provoca que estos pierdan su funcionalidad y que los riñones no puedan procesar la sangre.
Los síntomas más comunes de la glomerulonefritis son los siguientes:
- Presencia de sangre en la orina (hematuria)
- Proteínas en la orina
- Elevada presión arterial
- Retención de líquidos: esto comporta hinchazón en extremidades, cara y abdomen
Hay muchas causas relacionadas con el desarrollo de esta enfermedad, aunque generalmente viene dada por padecer otros trastornos (diabetes o presión arterial alta), inflamación de vasos sanguíneos, enfermedades del sistema inmune, etc. También puede ser provocada por infecciones bacterianas o víricas.
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7. Traumatismo renal
Un traumatismo renal es toda aquella afectación al riñón que se da por acción mecánica, es decir, a causa de alguna presión violenta ejercida sobre estos órganos.
Suelen estar vinculados a accidentes de coche, caídas graves, heridas punzantes en el abdomen o lesiones deportivas por contusión.
Dependiendo de la gravedad del accidente, la afectación al funcionamiento de los riñones será mayor o menor. Quizás solo con reposo es suficiente para recuperar su normalidad, aunque en los casos más graves puede derivar en una insuficiencia renal aguda que implique la necesidad de un trasplante de riñón.
Los traumatismos renales, por lo tanto, se clasifican en grados:
- Grado 1: contusión sin desgarro de tejidos. Quizás con sangre en la orina.
- Grado 2: desgarro pequeño, sin graves afectaciones.
- Grado 3: desgarro de más de 1 cm pero sin afectaciones graves.
- Grado 4: desgarro mayor con afectación a la funcionalidad renal.
- Grado 5: el riñón queda destrozado. Requiere de cirugía
8. Hipertensión arterial
La hipertensión o presión arterial elevada es, como hemos visto, un factor de riesgo para muchos trastornos renales. Es por ello que puede ser considerada una enfermedad de los riñones.
Tener la presión arterial elevada es un trastorno que suele empeorar con el tiempo y que puede afectar a la funcionalidad de los riñones. Por lo tanto, realizar un control periódico es vital para evitar las complicaciones asociadas.
El mejor tratamiento y a la vez prevención es cambiar el estilo de vida. Para reducir la presión arterial es importante realizar actividad física de manera regular, llevar una dieta pobre en sal, perder peso en caso de padecer obesidad y evitar el consumo de alcohol.
Una presión arterial correcta debería estar por debajo de los 120/80 mm de Hg, que es la unidad en la que se mide la presión que hay en las arterias cuando el corazón late (primer número) y entre latido y latido (segundo número).
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